viernes, 26 de noviembre de 2010

PENSAMIENTO POLITICO DEL PAN

Ante los festejos del bicentenario del inicio de nuestra independencia nacional, pasó desapercibido para muchos –incluidos los panistas- la conmemoración del 71 aniversario de la fundación del PAN. Fue un 16 de septiembre de 1939 que un grupo de hombres de vertiente liberal concretaron la creación de un instituto político diverso al Partido de la Revolución creado por Plutarco Elías Calles desde 1929 y que desde sus orígenes sólo denotó el interés espurio de repartir el botín del poder entre los sectores que lo integraban: el campesino, el obrero y el militar.

El Partido Acción Nacional no sólo es el partido más longevo del sistema político mexicano –más que el PRI, que no fue tal sino hasta el año de 1946, antes PRM y PNR-, sino el que durante décadas y décadas hizo más duradera su existencia política en torno a un régimen autoritario tan singular como el mexicano. Como oposición al régimen, al PAN no se le puede tachar de haber sido un partido sistemáticamente opositor a todas políticas públicas impulsadas por el régimen priísta; así, el PAN no sólo apoyó desde el Congreso algunas reformas empujadas por la revolución, sino que en muchos casos vio cristalizadas sus propias propuestas con el voto del partido oficial, como en el caso del voto de las mujeres en 1953.





Desde su fundación el PAN fue, ha sido y es un partido de ideología liberal; a pesar de lo que señalen sus detractores –muchos de ellos provenientes de la propia revolución o de claras tendencias izquierdistas-, el PAN no es un partido confesional, apegado a la Iglesia católica o derechista. Mucho menos es un partido heredero del conservadurismo más radical decimonónico; el PAN fue fundado por profesionistas liberales encabezados por Manuel Gómez Morín que tenían un pensamiento preclaro de los vicios del régimen –en ese momento, 1939, del régimen cardenista fundamentalmente- y se propusieron comenzar a transformarlo desde la institucionalidad, esto es, desde la competencia político-electoral para acceder al poder. Cierto es que con el paso de los años, el partido se fue nutriendo de diversos cuadros que vieron en el PAN la oportunidad de luchar pacíficamente contra el status quo y que, desde su perspectiva ideológica, enriquecieron la vida partidaria. Fue el caso de los llamados UNECICOS, quienes eran un grupo de jóvenes provenientes de las escuelas y universidades católicas con ideas más apegadas a la doctrina social de la Iglesia y a su acción política. Con la conformación de ambos grupos –el liberal y el católico- el PAN enriqueció su debate y posición política frente al sistema, aunque también es justo señalar que dicho debate al interior de la institución fue incluso áspero, luchando unos por mantener la vertiente liberal del PAN y otros por insertar el concierto de ideas cristianas al mismo.
Lo cierto es que la brega de eternidad proclamada por Gómez Morín por aquellos años difíciles del PAN debe ser una constante y una guía para el panismo contemporáneo. Porque si esa brega fue el numen inspirador en los tiempos de la oposición, hoy que el partido es gobierno debe continuar por esa brecha para no claudicar en el ánimo transformador de México. O en palabras de don Luis H. Álvarez, si no nos derrotó la derrota, que no nos derrote la victoria. A 71 años de la fundación del hoy partido gobernante en México, los panistas contemporáneos debemos replantearnos el papel que nos corresponde desempeñar en el contexto actual del país y ver, en Gómez Morín y su vertiente liberal, la referencia para los tiempos que vienen.
Si nuestra referencia inmediata es el pensamiento político liberal gomezmoriniano, el panista que hoy tiene la posibilidad de transformar a México desde el ejercicio de gobierno puede sentirse tranquilo de no caer en la tentación dogmática de otras corrientes al interior del PAN –respetables todas ellas- que propician que seamos vistos por la sociedad y otros actores políticos como intolerantes o reaccionarios. Por supuesto que sí debemos actuar con convicciones firmes apegadas a los valores más esenciales del PAN –democracia, libertad, bien común y respeto a la dignidad de la persona humana-, pero nunca sometidos a los radicalismos que laceran al individuo o a la sociedad misma.
Por una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos, es la proclama del PAN que sigue vigente a 71 años de su fundación; sin duda, un motivo para celebrar, pero también para comprometerse con el destino de México y evitar el dolor evitable que los seres humanos le causan a los propios seres humanos.

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